Yo Argumento

 

CAPÍTULO1/YOARGUMENTO

Padilla Constanza, Duglas Silvina, López  Esther (2011) Capitulo 1 "¿Argumentar? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?"  Editorial Córdoba : Comunic-Arte,  Argentina, Páginas 19 a 33.

  A pesar de ver muchas cosas que parecen mostrar lo contrario, como la violencia o situaciones absurdas, nuestra capacidad de argumentar es lo que nos diferencia como seres racionales. Incluso podríamos encontrar el origen de esta habilidad desde el primer llanto que soltamos al nacer. Este llanto es crucial ya que nos ayuda a iniciar nuestras primeras interacciones con otras personas, comunicando que estamos aquí, vivos y necesitamos ayuda para adaptarnos a este mundo. En este proceso, la madre se convierte en la primera persona con quien interactuamos, enseñándonos cómo desenvolvernos en nuestro entorno cotidiano.

    Así, desde el momento en que conseguimos dar razones explícitas (argumentos) de nuestras afirmaciones (tesis o puntos de vista) a los otros, iniciamos el camino de la razón dialógica. No podremos anular a los interlocutores virtuales (los otros, nuestro alter ego...) que constantemente desafiarán nuestras certezas, cuestionarán nuestras creencias, desestabilizarán nuestras opiniones, lo que nos llevará a buscar razones;

    En toda situación argumentativa, no sólo importa aquello sobre lo cual se argumenta (objeto de discusión) sino también quiénes argumentan (interlocutores), con qué intenciones y en qué contextos lo hacen.


GRADOS DE CONVERGENCIA CRÍTICA

    En relación con las intenciones, el destacado filósofo argentino, Ricardo Maliandi (1997), atendiendo a su propuesta de una ética convergente nos llama la atención acerca de distintas posturas comunicativas que podemos asumir cuando hacemos uso de la razón, la cual contiene dos razones básicas.

  Fundamentación: capacidad de dar “razones”;

  Crítica: conciencia de los límites de las “propias razones” y apertura hacia “otras razones .

    Esto le permite plantear tres posturas distintas en un discurso argumentativo, correspondientes a tres grados ascendentes de lo que él denomina convergencia crítica:

  Postura estratégica

    Se sustenta en una perspectiva egocéntrica consciente, no consciente o semiconsciente, ya que quien argumenta (el enunciador) no conceptualiza al destinatario como un interlocutor que también puede tener un punto de vista válido y distinto sobre un tema. De este modo, la argumentación es persuasiva, retórica y apunta a forzar la opinión del destinatario, imponer su propio punto de vista o refutar el contrario.

  Postura comunicativa divergente

    Con subsistencia del egocentrismo, la argumentación tiende a la resolución del desacuerdo, pero con el presupuesto, no declarado, de que el acuerdo favorecerá la opinión propia y no la del oponente.

  Postura comunicativa convergente

    En esta postura el interlocutor no aparece ya como oponente, sino como co-operador en la tarea de enfrentar un problema; es decir, ya no se enfrentan los interlocutores entre sí, sino que ambos establecen una alianza para enfrentar y resolver un problema. Cada argumentante solicita y espera los contraargumentos del interlocutor para el avance dialéctico, pero con la presuposición compartida de la disponibilidad para rectificar las propias opiniones.


APORTES DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

      Evolución desde una perspectiva monológica, que pone el acento en el sujeto que evalúa la validez de su propia argumentación o de la ajena, que destaca la dimensión intersubjetiva de la noción, por cuanto involucra un intercambio entre puntos de vista opuestos -sustentados en diferentes visiones de mundo-, con la consiguiente evaluación de sus fortalezas y debilidades.

      Relacionado con este planteo de dialogicidad, se aprecia una evolución desde una visión objetivista o neutra, que plantea habilidades generales de pensamiento crítico que se desarrollan sobre la base de estándares o principios universales, hacia una visión intersubjetiva, que plantea, por una parte, el debate entre habilidades generalizables vs. habilidades específicas de dominio ligadas estas últimas a los diferentes campos del saber

      Evolución desde una concepción atomicista y taxonómica de las microhabilidades implicadas (analizar argumentos, examinar supuestos, reconocer contradicciones, etc.) a una integración de éstas en una concepción más global, a través de macrohabilidades, que implican, entre otras cuestiones, comparar perspectivas, interpretaciones, teorías; refinar generalizaciones, desarrollar una perspectiva propia, etc.

      En relación con lo anterior, evolución desde una perspectiva estrictamente cognitiva a enfoques que incluyen aspectos actitudinales (afectivos y volitivos). R. Paul plantea la necesidad de integrar en el concepto de pensamiento crítico no sólo las micro y macro habilidades intelectuales, sino también una serie de rasgos mentales, denominados virtudes intelectuales que transforman el pensamiento egocéntrico y parcial en un pensamiento amplio e imparcial.

VIRTUDES INTELECTUALES

      Independencia intelectual: disposición y compromiso para el pensamiento autónomo.

      Curiosidad intelectual, disposición para preguntarse acerca del mundo y buscar explicaciones a las discrepancias.

      Coraje intelectual: conciencia de la necesidad de reflexionar imparcialmente sobre puntos de vista hacia los cuales tenemos fuertes emociones negativas.

      Humildad intelectual: advertencia acerca de los límites de nuestro conocimiento, que se traduce en la voluntad de reconocer lo que no sabemos y nos habilita a considerar posturas distintas a las nuestras.

      Empatía intelectual: ponernos imaginativamente en el lugar de los demás para intentar entender sus puntos de vista.

      Integridad intelectual: reconocimiento de las necesidad de ser veraces y consistentes; exigirnos la misma rigurosidad y prueba que pedimos a nuestros antagonistas; practicar lo que defendemos; admitir honestamente las discrepancias entre nuestros pensamientos y acciones.

      Confianza en la razón: confianza en que aprenderemos a pensar por nosotros mismos y a encontrar soluciones a partir del diálogo y de razones dirimidas en la interacción.

      Imparcialidad: conciencia de la necesidad de considerar todos los puntos de vista sobre un problema, prescindiendo de intereses sectarios.

Los aportes recién considerados permiten reflexionar sobre la argumentación desde una perspectiva más amplia, enriqueciendo la visión estrictamente lingüística, la cual, si bien es fundamental, como veremos en las próximas páginas, no es suficiente para dimensionar adecuadamente la importancia que tiene la argumentación en todos los ámbitos de la vida cotidiana e institucional.

APORTES DE LAS TEORÍAS DE LA ARGUMENTACIÓN

      La perspectiva retórica considera la argumentación como una operación discursiva, a través de la cual un sujeto trata de provocar la adhesión de otro a una tesis u opinión, a través de razones o argumentos (Álvarez, 1996). Es decir, se pone el acento en las estrategias discursivas que utiliza un enunciador para lograr un determinado efecto en los destinatarios, con respecto a un objeto de opinión.

      La perspectiva pragma-dialéctica concibe la argumentación como una discusión crítica, cuyo propósito es contribuir a la resolución de una diferencia de opinión. En este caso, se focaliza la atención en la interacción de interlocutores que buscan resolver un desacuerdo; en las reglas de discusión crítica que regulan esta interacción y en las violaciones de estas reglas (falacias) que ponen en peligro la validez de la argumentación.

    En relación con estos enfoques, los estudios más recientes ponen de manifiesto cuatro cuestiones importantes para el avance de las teorizaciones:

  El intento de acercamiento entre perspectivas retóricas y dialécticas.

  El énfasis en la consideración de la argumentación desde una perspectiva interaccional. • La necesidad de dar cuenta de los factores emocionales, inherentes de la discusión argumentativa.

  La conveniencia de articular los estudios de argumentación con las diferentes líneas de análisis del discurso.

PERSPECTIVA RETÓRICA



    Si alguien intenta influir sobre las opiniones de otra persona, por medio de su discurso, es porque estima que esa persona es sensible a las razones. Sin embargo, conviene distinguir:

                  Una argumentación basada en el razonamiento, como en el caso de la argumentación científica, en la cual las diversas tesis y argumentos que las apoyan son planteados abiertamente por el argumentador para convencer a los destinatarios.

                  Una argumentación persuasiva, que se da por ejemplo, en los avisos publicitarios, en la propaganda política y en el discurso político en general, en los cuales no se discuten abiertamente puntos de vista diversos ni se recurre al razonamiento formal, sino que opera sobre la voluntad, los sentimientos y las pulsiones más elementales, con el objetivo á persuadir al destinatario para que compre tal o cual producto, para que vote a tal o cual partido o para que adhiera a determinada ideología.

    Para que exista argumentación, tiene que existir un campo problemático o un tema respecto del cual se dan puntos de vista diferentes, o por lo menos dos tesis antagónicas



PERSPECTIVA PRAGMA-DIALÉCTICA

    Si bien la Pragma-dialéctica (Van Eemeren et al., 2002, 2006) adhiere a buena parte de esta conceptualización de la argumentación, centra su atención en el aspecto dialógico, en la medida en que la considera básicamente como una discusión crítica cuyo propósito es contribuir a la resolución de una diferencia de opinión o una disputa. En este caso, entonces, prioriza la consideración de la interacción de dos o más interlocutores que buscan resolver un desacuerdo, de las reglas que regulan la misma y de las violaciones de estas reglas que no permiten llegar a un acuerdo.

    Para el estudio de la argumentación, es necesario hacer referencia a tres cuestiones clave del estudio del lenguaje desde una perspectiva pragmática: el contexto de uso, las intenciones de los interlocutores y los implícitos -es decir, atender no sólo a lo dicho explícitamente sino también a lo no dicho pero que puede recuperarse por el contexto o los conocimientos previos-.




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